Un año ganado

Bastante se ha hablado sobre que este año escolar ya está perdido. Pero para algunos colegios es más bien un año ganado, por la forma en que han abordado esta crisis y los aprendizajes que han conseguido obtener. Tanto alumnos como docentes, directivos y apoderados, se encuentran entregando lo mejor de si mismos, con flexibilidad y apertura, para adaptarse de la mejor manera a esta nueva forma de hacer colegio y comunidad. Sobre ello, conversamos con Paz Nalegach, Directora Académica del colegio Nido de Águilas, que nos cuenta su experiencia y aprendizajes alcanzados hasta esta etapa del año.

Esta Pandemia he desafiado al máximo a instituciones de todos los sectores, pero sin duda uno de los que ha visto afectado sus procesos de forma más directa ha sido al sector educacional. ¿Cómo se han adaptado ustedes, como colegio, a este nuevo escenario y qué medidas han tomado para continuar impartiendo clases a sus alumnos?

“La verdad ha sido un proceso de adaptación importante, de modificar varios aspectos. Nosotros ya veníamos hace un tiempo trabajando bastante con recursos digitales, pero ahora es todo en línea. En ese sentido, hemos podido sacarle provecho a plataformas tecnológicas con las que ya contábamos. La diferencia es que antes eran complementarios y ahora nuestra sala de clases. Y en este proceso, nos hemos dado cuenta también de que es fundamental la conexión de los alumnos con el profesor y con sus compañeros, por lo que hemos incorporado nuevos recursos para hacer clases sincrónicas. Esto, porque el aprendizaje tiene un componente social. La conversación y la colaboración nos permiten hacer sentido con los demás. Así es que estamos haciendo varias clases de forma sincrónica.”

Es enfática sin embargo al mencionar que la principal dificultad hoy no es sólo el aprendizaje a distancia, sino que se trata de aprendizaje a distancia con niños en un contexto de pandemia. Y que, por lo tanto, ha sido fundamental generar espacios de apoyo emocional para los niños. “Nuestros Advisors tienen reuniones semanales con los alumnos. Los Psicólogos han seguido atendiendo, los orientadores se siguen reuniendo con los estudiantes. Junto a ello, hemos organizado días de Wellness. Se trata de días donde no hay actividades académicas, sino sólo actividades orientadas al bienestar. También hemos desarrollado talleres para los padres, para ayudarlos a crear rutinas, para acompañarlos en el proceso de ayudar a sus hijos. Esto, porque los padres no necesariamente tienen las herramientas para hacerlo. Por otra parte, tenemos también que pensar en cómo generar acompañamiento a los niños de aquellos padres que por diversos motivos no pueden estar tan presentes.”

Porque uno de los efectos de esta pandemia ha sido hacer más visibles las realidades personales, la realidad de la familia. Paz relata cómo ello ha representado el importante desafío de visibilizar esas diferencias y de acompañar a cada niño en función de éstas. “Debemos ser conscientes de las realidades de los padres y no ser tan juzgadores, ya que hoy más que nunca, requerimos trabajar muy de la mano de los papás. Es muy distinta la realidad de una familia en que la mamá no trabaja y puede estar dedicada a ayudar a sus niños, versus una mamá soltera o separada que no tiene ayuda y que además debe trabajar. Los adolescentes, por ejemplo, piden menos atención, lo que no significa que no la necesiten. En el caso de ellos, tenemos que pensar en cómo acompañarlos emocionalmente y conectar con ellos.”

Pero por muchos esfuerzos que se realicen y recursos que se utilicen, supongo que no es posible replicar el colegio en la casa y pasar todo el contenido que se tenía planificado. En este sentido, ¿de qué manera han debido adaptar los objetivos de aprendizaje y qué han priorizado?

“Primero, es importante aclarar que hace ya un tiempo existen los objetivos de aprendizaje prioritarios. Nosotros en particular ya habíamos comenzado con ese análisis. Y ello supone dos criterios: 1. Aquellos aprendizajes esenciales para un desarrollo a través de todas las asignaturas. Se trata de conocimientos que se requieren para poder avanzar en todo el curriculum de manera transversal. Por ejemplo, aprender a leer. 2. Aquellos conocimientos que son necesarios para poder seguir aprendiendo. Por ejemplo, si no aprendo a sumar, no puedo aprender a multiplicar. Ahora, esto que te menciono, es desde la mirada académica, y no se pueden dejar de lado los objetivos socioemocionales, que son hoy incluso más prioritarios que los otros.”

Dada la alta conexión internacional del Colegio Nido de Águilas, Paz nos menciona que tuvieron la suerte de recibir información adelantada del hemisferio norte, por lo que tenían bastante consciencia de lo que iba a ocurrir. Esto les permitió estar mejor preparados, porque ya contaban con la experiencia de otros colegios. Asimismo, hoy tienen información sobre cómo los colegios están volviendo a abrir.

“Esto mismo, nos ha hecho tener una alta consciencia de que estamos en un período tremendamente extraordinario. En 10 años más, a los niños no les van a preguntar qué contenidos aprendieron durante la pandemia, sino cómo vivieron la pandemia, cómo se sintieron, y cómo los ayudó a forjar carácter, a enfrentar problemas, etc. En eso estamos enfocados nosotros de manera prioritaria.”

Dado nuestro estrecho contacto con establecimientos educacionales, hemos visto de manera directa cómo los profesionales en cargos directivos se han visto desafiados. En el caso del Nido de Águilas, ¿cuál ha sido el rol del equipo directivo?

“Nosotros como colegio hemos adoptado el Modelo Adaptativo de Harvard, que dice que situaciones como ésta requieren soluciones adaptativas. En esa solución hay que involucrar a los protagonistas, por lo tanto, en primer lugar, nos hemos preocupado de estar muy atentos a lo que les pasa a los alumnos, papás y profesores. Esta crisis ha exigido mucha capacidad de adaptación, flexibilidad, creatividad, empatía y generosidad. Ha sido un trabajo extenuante, porque todo es nuevo, no tenemos todos los protocolos. Y eso ha sido lo más desafiantes porque no estamos acostumbrados a eso. Los colegios, en particular, son muy predecibles. Se repiten las mismas cosas, los mismos procesos, año a año. Esto es todo nuevo, se requieren cosas nuevas, soluciones nuevas. Por lo tanto, hay que ponerse a pensar. Y vuelvo a repetir: lo más importante es el bienestar físico y emocional.”

Y en esta misma línea, ¿de qué forma se han visto desafiados los docentes ante este escenario?

“Mi opinión, es que a los docentes hay que hacerles una estatua. Lo que están haciendo hoy día requiere de un trabajo brutal. La cantidad de horas para rediseñar lo que ya tenían planificado, es enorme. Además, han tenido que actualizar sus competencias tecnológicas de manera muy acelerada, pero me atrevería a decir que eso ha sido lo más fácil. Lo más complejo ha sido rediseñar la manera de enseñar. Por eso te digo que se trata de un cambio adaptativo. No puedo hacer la misma clase que tenía preparada para hacer en la sala, pero ahora en Zoom. Debo en cambio buscar estrategias para fomentar la colaboración, diseñar cómo vamos a evaluar, cómo transmito los contenidos, cómo me aseguro de que estén entendiendo. Y además, mantener el resguardo por la condición socioemocional. Cuando te conectas por zoom, lo primero es asegurar la conexión emocional. Tienes que dar ese espacio.”

Recalca que para los profesores ha sido muy complejo y es enfática en destacar la labor que realizan. Ya que, a lo anterior, de forma adicional, se deben sumar sus propias condiciones personales y familiares, con su propia complejidad.

“Así es que hemos debido tener también los ojos puestos en ellos. Partieron trabajando 12 horas diarias, sin mucho límite. Pero es necesario que sepan levantar la mano y poner ciertos límites, porque ésta es una maratón, es una carrera larga, no una corta. Y si el profesor está emocionalmente mal, no puede generar ese espacio de bienestar emocional con los alumnos.”

Ante un escenario tan desafiante y complejo como el que nos mencionas, ¿qué habilidades han debido desarrollar o potenciar los docentes para enfrentar esta crisis?

“Yo diría que principalmente la colaboración. Estamos diseñando estrategias para compartir prácticas que están funcionando. Por otra parte, la planificación, para poder estructurar la enseñanza en secuencias de aprendizaje, porque no puedes tener a los niños conectados por períodos eternos en zoom.”

“Ha sido importante también desarrollar estrategias de diferenciación, para poder distinguir a alumnos que avanzan más lento, por una diversidad de motivos, y también a aquellos que se pueden disparar porque hoy tienen a la mamá al lado incentivándolos, por ejemplo, a leer más.”

Está convencida de que este período ha representado una tremenda oportunidad de aprendizaje y que les ha permitido desarrollar capacidades que los van a dejar mejor preparados.

“Partiendo por lo tecnológico, que quedará mucho más instalado. Lo digital ya tenía una función importante. Yo considero que tiene muchos beneficios, como recurso para el aprendizaje, y eso debiese continuar. Ahora la pandemia nos ha abierto además la opción de la interacción en lo digital, a través de zoom, meet, foros. Y eso abre nuevos escenarios. El profesor podría, por ejemplo, hacer una tutoría después de clases a algunos alumnos a través de zoom. Pero lo valioso ahí es la interacción, la conversación. No es sólo el trasvasije de la educación. Acá se nos abrieron las fronteras. Podría haber un profesor en otro lado del mundo, o que alumnos de distintos establecimientos educacionales puedan conectarse y compartir. Podrías organizar debates online con alumnos de otros colegios.”

Pero insiste en que, más que competencias técnicas, esta crisis nos dejará mejor preparados para enfrentar futuras crisis a nivel de competencias personales. “Sobre todo, habremos desarrollado nuestra capacidad para responder mejor a las necesidades emocionales de los alumnos, para conectar emocionalmente con ellos. Y cómo no mencionar la capacidad adaptativa. Esta crisis nos obliga a todos a crear respuestas, a flexibilizar, a empatizar con el otro.”

En este sentido, menciona que las Escuelas de Pedagogía enfrentan hoy el desafío de formar profesores con una mayor capacidad adaptativa, que sean capaces de ofrecer soluciones adecuadas a la realidad de cada grupo de alumnos. “Que puedan decir, lo que sé, cómo lo tomo y lo ofrezco a esta realidad en particular. Ese es el músculo más importante que tenemos que desarrollar, sobre todo en el mundo de hoy que es tremendamente impredecible.”

Y lo mismo señala respecto a los ajustes que los colegios debieran realizar en cuanto a contenidos. “Es un proceso en que los colegios estábamos hace ya un rato, pero que ahora se hace más evidente. Lo primero en que nos debemos abocar, es a darle un sentido a lo que hacemos. Lograr un aprendizaje con sentido, que al alumno le haga sentido con su realidad, con lo que está viviendo. La felicidad, por ejemplo, es uno de los valores fundamentales de nuestro colegio. No nos referimos a estar todo el día muertos de la risa, sino a una disposición a la felicidad. La generosidad, también es uno de nuestros valores, y es lo que te permite la empatía, reconocer al otro y por lo tanto compartir con los demás al reconocer que no eres solo en el mundo.”

“Entonces, acá el principal desafío es cómo hacemos un nexo entre lo que estamos aprendiendo y lo que estamos viviendo. También debemos estimular la capacidad de asombro, la curiosidad, desarrollar mentes indagadoras. Esto está a la base de la pedagogía que nosotros buscamos instalar y creo firmemente que es lo que se necesita hoy en día. Se aleja por supuesto de un modelo prefijado, ya no es el profesor que baja con su sabiduría a enseñar, sino que es el alumno el centro. Por eso vuelvo siempre al punto de que es la conversación lo importante, la puesta de sentido en común. Y por eso debemos seguir desarrollando comunidad en los colegios, para conseguir un aprendizaje compartido y con sentido.”